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Paulina Flores: "Escribo sobre el amor y la muerte y nunca me había dado cuenta de que son una pareja"

Paulina Flores: "Escribo sobre el amor y la muerte y nunca me había dado cuenta de que son una pareja"

Aunque trate de esconderse detrás de una gorra o un sombrero, Paulina Flores (Santiago, Chile, 1988) y su literatura emergen con fuerza y ampliando el campo de batalla. En 2016 presentó un libro de cuentos que causó admiración en las letras de habla española. Con Qué vergüenza dejó una huella profunda en la Feria de Guadalajara, por ejemplo, y conquistó lectores desde allí hacia el sur profundo. Después, dejó su Chile querido y se afincó en Barcelona, donde estudió y adquirió nuevas formas de mirar personas y de interpretar situaciones en un cruce permanente y vital entre lo que veía y lo que imaginaba.

Paulina Flores vino a Buenos Aires a presentar su novela en "La próxima vez que te vea, te mato".
Foto: Constanza NiscovolosPaulina Flores vino a Buenos Aires a presentar su novela en "La próxima vez que te vea, te mato". Foto: Constanza Niscovolos

Luego, publicó Isla Decepción, novela con la que empezó a domar el género y ahora trajo a la Feria del Libro de Buenos Aires su muy logrado y movilizador libro con un título por demás polémico: La próxima vez que te vea, te mato (Anagrama) en la que retrata (¿y se retrata?) a tres jóvenes migrantes en Barcelona, armando una pintura social con matices de comedia y de drama. Una novela de aprendizaje que la puso bajo los reflectores de una literatura, que Alejandro Zambra calificó como “fascinante, delicada, impúdica, vertiginosamente contemporánea” .

En una tarde de otoño con sol primaveral, la escritora devela algunos de sus secretos de literatura de pasiones siempre encendidas. Encantada con Buenos Aires, subraya que escribió un cuento llamado "San Telmo",

–En tus cuentos y novelas hacés cruces con lo imaginado y lo vivido. ¿Cómo transitás la ida y vuelta entre realidad y ficción?

–Bien. En verdad me pasa que en la ficción sí sé cuando algo es real y cuando es ficción; pero en la vida real, se mezclan. Soy una ferviente defensora de la ficción como algo importante. Javiera, una de las protagonistas de La próxima vez…, es una chilena en Barcelona al igual que yo. A nivel más biográfico siento que uno trabaja con los personajes como quien le enseña a otro a andar en bicicleta, les das mucho de ti para asentarlos en la realidad ficcional, para que se sientan reales y, luego viene la parte más bella cuando el personaje se va, se te escapa de las manos y sale pedaleando. Y también es bello cuando ya empiezas a hablar de los personajes como si de verdad existieran, como haciéndoles una terapia a cada uno.

–Javiera –protagonista de la novela– es una migrante, un personaje que parece saberlo todo y después se hace chiquitita; es muy valiente y a la vez es miedosa, ¿Compleja, no?

–Javiera tiene esas cosas. La novela habla mucho de la muerte, de la vida accidentalmente perdida. Hay una misión suicida en la trama y Javiera puede ser una asesina que podría perder su vida en la sociedad, porque cuando nos convertimos en criminales morimos socialmente. Es muy fantasiosa. Ella es esclava de sus ficciones. Y yo también, como escritora, soy esclava de mis ficciones.

La próxima vez que te vea, te mato
Paulina Flores
Editorial AnagramaLa próxima vez que te vea, te mato Paulina Flores Editorial Anagrama

–Uno siempre se pregunta si las ciudades nos influencian o moldean o si en realidad somos nosotros las que le damos identidad. ¿Cómo ves a Javiera y Santiago, Laura y Barcelona?

-Javiera está arquetípicamente enamorada a primera vista de esta ciudad que se le presenta. Pertenece a una clase muy aspiracional, ilusionada con las cosas, culposa. En algún punto está atrapada: está sin papeles en ese sueño de la migración. Los sueños también pueden atraparte.

–Y ella dice, "Barcelona no me ama".

–Ella dice, "Barcelona no me ama." Está decepcionada, sí. Le da mal en el amor en todos sentidos, es muy romántica y las ciudades no aman.

–¿Es muy difícil escribir sobre amor?

–Mientras escribía esta novela me pasó muchas veces preguntarme: ¿cómo puedo estar escribiendo una novela de amor en una actualidad de incertidumbre, mediada absolutamente por el capitalismo y la supervivencia? Eso convierte cualquier discurso alternativo, disruptivo, rebelde en un producto, y te lo vende. La novela se hace esas preguntas, o por lo menos me permite hacérmelas a mí, creo. Hay algo que sigue estando muy en mí, en mis tres libros, una especie de sentimiento amoroso que no se me despeja. No puedo dejar de hablar de eso, siento que no puedo superarlo.

Presentación del libro de Paulina Flores con Camila Fabri en la 49° Feria Internacional Buenos Aires.
Foto: Cristina SillePresentación del libro de Paulina Flores con Camila Fabri en la 49° Feria Internacional Buenos Aires. Foto: Cristina Sille

–¿Y escribir sobre sexo es difícil?

–Sí, muy difícil. Siempre queda como algo revisitado. Es cómo narrar desde el punto de vista femenino sin que suene algo ultra mega trillado. Para mí también era importante dar cuenta de un lenguaje erótico que yo quería desarrollar. Es como contar una rosa, que siempre es interesante, a pesar de que haya sido vista un montón de veces. Es tratar de ver la rosa quizás desde un ángulo nuevo.

–¿Y sobre la muerte? O por lo menos sobre su inminencia. Así arranca el libro: “Laura se suicida en unas horas y voy atrasada a nuestra última cita”…

–Yo sabía que quería escribir sobre la muerte porque era algo que me llamaba, necesitaba escribir sobre eso. Después de la pandemia y de experiencias que me tocó conocer de cerca, quedé muy trastocada por la muerte. Es el tema literario por excelencia. Hablo de amor y de muerte, pero nunca me había dado cuenta de que en realidad eran pareja.

–¿Qué generación es la que protagoniza el libro?

-Está asociada a una clase, a un estado de bienestar y de precarización. Ellos quieren tener sus papeles, están desesperanzados. Es un grupo de gente que, a diferencia de sus padres, no tiene ningún tipo de estabilidad concreta. Y sabe que no la va a tener. Entonces, vive en una especie de cuerda floja, no es un sufrimiento de pobreza: es gozosa porque en esa misma desesperanza de tener algún tipo de tranquilidad. Hay también mucho vértigo por el presente.

"Me pasa que en la ficción sí sé cuando algo es real y cuando es ficción; pero en la vida real, se mezclan". Paulina Flores
Foto: Constanza Niscovolos "Me pasa que en la ficción sí sé cuando algo es real y cuando es ficción; pero en la vida real, se mezclan". Paulina Flores Foto: Constanza Niscovolos

–¿Qué lugar tienen los jóvenes, en la ficción y en la realidad?

–Los jóvenes somos más baratos, somos becarios permanente, se nos alarga el periodo de prueba, no terminamos de ser adultos porque si nos convertimos en adultos vamos a pedir más sueldo. Entonces somos todos freelance baratos. Javiera dice: "Acaso no era yo la prima pequeña del mundo”. Ella es superpedestre,es bien quijotesca, pues hace que todo sea como un evento hipermega como con fuegos artificiales, importante y revelador y magnífico. Pero al final solo es una chica conociendo a alguien mientras busca piso, está traspasada por el sistema inmobiliario de Barcelona.

–Hay diversos climas y matices en la novela, ¿cómo la calificarías, si fueras librera en qué anaquel la ubicarías?

–Creo que es una novela de aprendizaje, pero también muy satírica. Hay drama, pero no hay tragedia. Hay comedia, pensamiento, reflexión. Javiera habla de manera burlesca, otras veces con rabia. Quiere ser asesina, y también está cansada.

–¿Qué pasó con el título de tu novela en Instagram? ¿Habías pensado que podía ser denunciada?

–Nunca lo pensé y de hecho cuando ocurrió, cuando Instagram empezó a bajarme las publicaciones me asusté porque yo dije, "Uy, qué tonta que soy. Escribí una novela con un título que no voy a poder publicitar". Después pasó, no es el fin del mundo. Pero todo ahí cambió…

Paulina Flores.
Foto: Constanza NiscovolosPaulina Flores. Foto: Constanza Niscovolos

–Si, qué pena que internet se haya transformado en un lugar de censura, en Instagram. Siento que internet se transformó en un streaming pagado, en un comercial, igual que la televisión. Ahora está todo lleno de publicidad y de cosas que uno se debe decir. Solo importa los likes.

–Has hablado de ciertas influencias, de la formación de tu cabeza con los libros de Natsume Soseki y el cine de Raúl Ruiz y Lucrecia Martell. ¿Cómo armaste tu cosmovisión quede después depositás en tus libros?

–Me gusta pensar que mi cabeza está en una formación constante. Estudié literatura, la universidad fue un momento muy importante porque pude acceder al conocimiento. Cuando salí de la universidad me di cuenta de que no iba a tener trabajo y entonces odié la universidad. Ahora estoy en un momento de reconciliación con todo eso, con la idea de estar orgullosa de formarme como una intelectual. Tuve mi época de resentimiento, muy punki diciendo que no quería ser una intelectual, producto de mi propia estupidez por cuestionarme cómo estudiar literatura en un país como Chile, siendo yo de clase trabajadora. Era muy idealista. Hoy se dice que los libros son considerados pérdidas de dinero, que con la cultura se pierde dinero, eso es algo inentendible. Hay que abrazar la idea de que esto tiene que ver con otro sistema de valores que no tiene que ver con el mercado y eso es importante, que todavía exista una alternativa.

–Hablaste de resentimiento en tu novela…

–Javiera se enoja y dice: "Estos son ricos, estos son pobres, así amamos los ricos, así amamos los pobres." Todo el tiempo está haciendo distinciones. Eso tiene que ver conmigo evidentemente, con mi forma de vida, de entender el mundo desde muy pequeña. Está muy presente en como ella está definiendo a las personas a partir de cuántas oportunidades tuvieron y de quiénes no las tuvieron.

–Alguna vez dijiste “venía con el corazón políticamente roto por la situación que se había vivido en Chile” cuando llegaste a Barcelona? ¿Con ese sentir escribiste la novela?

–Tiene que ver con el resultado del estallido social que empezó con un proceso muy interesante para que se escribiera una nueva constitución y abandonar la de Pinochet, por fin. Y eso fue un proceso que se interrumpió con la pandemia, luego la primera constitución salió rechazada, la segunda también. Y ahora seguimos con la constitución de Pinochet, reformada, pero sigue existiendo. Eso fue muy desolador.

"¡Qué pena que internet se haya transformado en un lugar de censura!". Paulina Flores
Foto: Constanza Niscovolos"¡Qué pena que internet se haya transformado en un lugar de censura!". Paulina Flores Foto: Constanza Niscovolos

–Después entendí que hubo una desconexión total con la realidad… Yo estaba superilusionada, decía, "Yo vengo luchando por esto desde que tengo 15, con la revolución pingüina para cambiar la ley de educación de Pinochet". ¿Me entendís? Y eso fue muy doloroso, me dejó muy mal, haciendo como hartos mega culpa: “¿Cómo pensaste que iba a ir a cambiar algo? ¿Quién me creía que era para cambiar algo?”

–Después de Buenos Aires, vas para Santiago. ¿Cómo te sentís cada vez que volvés?

–Muy bien. Mis amigos me dicen: ¿Cómo puede ser posible, es como que te vi antes de ayer y todo sigue siendo igual? En Barcelona, en otras ciudades me siento extraña, pero soy extraña, o sea que es coherente. Pero cuando vuelvo a Chile, siento que me atraviesa. A mi pesar o a mi gusto estoy completamente atravesada por la experiencia de ser chilena. Vivo, pienso, me río, amo como chilena.

Paulina Flores básico
  • Nació en Santiago, Chile, en 1988. Es licenciada en Literatura Hispánica por la Universidad de Chile y tiene un máster en Escritura Creativa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
  • Su primer libro, un conjunto de nueve relatos publicados bajo el título Qué vergüenza (Hueders, Santiago, 2015; Seix Barral, Barcelona, 2016), fue traducido a múltiples idiomas y seleccionado como uno de los diez mejores libros por El País.
  • La obra, que deslumbró a crítica y público gracias a la solidez, la originalidad y la sorprendente madurez de su escritura, obtuvo el Premio Roberto Bolaño, el Premio del Círculo de Críticos, el Premio Municipal de Literatura y en 2019 el Bauer Giovanni, en Venecia. Es autora también de la novela Isla Decepción (Seix Barral, 2021), con la que obtuvo el Premio LINC al mejor libro del año en la categoría de ficción, y fue traducida al inglés, japonés y holandés, entre otros idiomas.
  • Ha sido profesora y conductora del podcast Confieso que he leído; realiza charlas y talleres sobre procesos creativos de escritura, y colabora como columnista en El País. Adscrita al grupo de escritores «ochenteros» de la narrativa post-boom, en 2021 fue seleccionada por Granta como una de las veinticinco mejores narradoras en español menores de treinta y cinco años.
Clarin

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